La capacitación, el verdadero talón de Aquiles de España para lograr ser digital

¿Cómo medir el grado de competitividad digital? Según Europa hay que adentrase en cinco indicadores:

  1. Conectividad: Banda ancha fija, banda ancha móvil, velocidades y precios
  2. Capital humano: Competencias digitales básicas y avanzadas
  3. Uso de Internet, tanto por los ciudadanos, las comunicaciones y transacciones en línea
  4. Integración de la tecnología digital en las empresas y comercio electrónico
  5. Servicios públicos digitales: Administración electrónica

Así, tomando estos parámetros, la radiografía en España muestra que aún estamos fuera del Top 10 de países claramente digitales, aunque superamos la media europea. Lo indica el llamado Índice de la Economía y Sociedad Digital (en sus siglas DESI) que elabora anualmente Europa y contempla estos cinco indicadores, donde España ocupa el puesto 14, uno menos que en 2016.

Este año superamos la media en lo que respecta el uso de tecnologías digitales por parte de las empresas y en la prestación de servicios públicos, aunque suspendemos en capital humano, ya que el nivel de competencias digitales sigue siendo inferior a otros países.

Si hay algo que evidencia dicho índice es que si bien las organizaciones españolas satisfactoriamente en la integración de las tecnologías digitales en sus procesos empresariales, los esfuerzos aún son insuficientes. El empleo de tecnología en los procesos para mejorar la eficiencia, reducir costes, involucrar a los clientes, colaboradores y tener acceso a nuevos canales de venta para entrar en mercados más amplios y fomentar el crecimiento empresarial sigue estando por debajo de los mínimos para mejorar la productividad de nuestro tejido empresarial.

Así Dinamarca, Suecia, Finlandia y los Países Bajos tienen economías digitales mucho más avanzadas, como también, Luxemburgo, Bélgica, Reino Unido e Irlanda. No figurando España entre los países que van más adelantados en materia de digitalización, pero tampoco estamos en el extremo junto a Rumanía, Bulgaría, Grecia e Italia, obteniendo los puntos más bajos dentro de este índice.

informe-DESI

En el ámbito empresarial hay cuatro aspectos claves que valora el informe: empleo de software para la gestión de intercambio electrónico de información, asentado ya en un 35 por ciento de las organizaciones españolas y uso de facturas electrónicas, que sólo alcanza el 25 por ciento de las compañías, aunque la media en Europa se sitúa en un 18 por ciento. Pero también señala a la utilización de tecnología cloud, solo presente en el 13 por ciento de las empresas; la apuesta por el comercio electrónico (que se incrementa dos puntos respecto a 2016, pasando del 16 al 19 por ciento) y la implantación Redes Sociales para interactuar con los clientes y socios, que en España alcanza tan solo al 24 por ciento de las compañías.

La valoración, por tanto, debe ser positiva si miramos el contexto europeo, aunque claramente mejorable. En conectividad España logra progresos significativos gracias al gran aumento de las conexiones rápidas de banda ancha fija, pero también en el uso de internet, ya que los españoles somos los miembros de la comunidad europea que más participamos en numerosas actividades en línea.

Sin embargo, en transacciones como comercio electrónico o banca electrónica seguimos a la zaga. Además nos comportamos positivamente en la prestación de servicios públicos en línea y en Open Data. Aunque nuestro verdadero talón de Aquiles hay que verlo en la capacitación, ya que las organizaciones españolas siguen encontrando dificultades para retener e incorporar talento digital. Así las habilidades de la población española para beneficiarse de las posibilidades que ofrece la sociedad digital siguen siendo bajas.

Las compañías además de invertir en tecnología que acelere y mejore sus procesos de cara a estar más preparados para el entorno digital, deben contar con profesionales y socios plenamente capacitados para hacer frente a este nuevo contexto donde la gestión del cambio y la orientación de la organización será básico para la mejora de esa eficiencia, que en realidad es lo que trae la transformación digital.

Pero el resultado dependerá, como siempre, de las personas, de su participación e implicación dentro de la organización. Efectivamente la tecnología nos ayudará a ser más flexibles, a reducir la complejidad y la simplificación de nuestras tareas, llevándonos a ser mucho más ágiles, pero sin la capacitación adecuada España seguirá sin entrar en el olimpo de los países más digitalizados.

Toca definitivamente renovarse por fuera, pero también por dentro, ya que la tecnología junto a la formación continua será, y está siendo ya, clave para la mejora de nuestra competitividad.

TECNOLOGÍA SIMPLE PARA ESPACIOS
INTELIGENTES DE TRABAJO