Más agilidad en el acceso y manejo de la información, aprovechando las bondades que ofrece la tecnología, fomentando la innovación y el ahorro de costes, van a ser prioridades en la agenda del CEO en los próximos años.
El arraigo que hay en la población frente a Internet y el apego a las nuevas tecnologías son algunas de las razones que apoyan esa transformación en la que se encuentra inmersa también la empresa. Junto a ello, debemos ser cada vez más concientes de que para adaptanos a los cambios necesitamos la ayuda de la tecnología a la vez que tener un enfoque claro y dirección firme.
En este contexto, la facultad de atraer talento será básico para hacer frente a esa gigantesca ‘ola digital’ donde se impone dotarse de las habilidades tecnológicas necesarias a la vez que somos capaces de desarrollar productos innovadores, sin perder ni un ápice de conectividad, ni de eficiencia.
Hoy sabemos que las empresas se enfrentan a un cambio de ciclo sin igual en el que necesariamente deben transformar sus modelos operativos, de negocio y contar con nuevas estrategias ante un mercado ciertamente cambiante.
La realidad es que el salto para ser completamente digitales está aún por llegar, ya que todavía un 22% de las empresas son poco o nada digitales, según el último análisis de Kyocera (reto Smart Office Centre), desde donde se señala que adecuar las oficinas a los nuevos tiempos debe adoptarse ya como una «necesidad estratégica» para la mayoría de las organizaciones.
Atrás se ha dejado la contención de los tiempos de crisis y los esfuerzos se dirigen ahora a la búsqueda de nuevas oportunidades para diferenciarse ¿Pero cómo lograrlo? Uno de los caminos más acertados nos lleva a conseguir ser más rápidos en el acceso de la información y difusión de la misma, tanto dentro como fuera de las organizaciones y esto pasa por la llamada digitalización. Para ello, contar con las herramientas tecnológicas adecuadas será imprescindible, al ser la tecnología hoy el verdadero agente propulsor del cambio, como lo será mejorar los procesos de trabajo enfocando los esfuerzos en conseguir estructuras más participativas, eficientes y menos costosas, apoyando la toma de decisiones y participando en los procesos de reflexión y planificación estratégica.
Otro camino será mirar al futuro teniendo a los datos como grandes aliados para retener al cliente y buscando nuevas vías de crecimiento ya que muchas oportunidades vendrán de la mano del ‘Big Data’. En el futuro será muy difícil no apostar por sacar rendimiento a la información para conocer mejor a nuestros consumidores, desarrollar nuevos productos o maximizar la eficiencia.
Lo importante, en definitiva, será cambiar la forma de ver las cosas y así, como apuntaba Wayne Dyer, las cosas cambiarán de forma, pero sobre todo en el camino no tener, además, miedo a los cambios, sino miedo a permanecer inmóviles.
Ante la nueva coyuntura, definitivamente no queda otra que realizar mejoras operativas y replantearse los procesos, para garantizar, así, la supervivencia.