Dibujando al líder digital

Si una organización cada diez años debe reinventarse, lo mismo debe ocurrir con sus líderes. Sin embargo esta máxima no siempre funciona. Hace unos días leía una encuesta que decía que el 50 por ciento de los empleados echan en falta un buen líder en su empresa, cuestión que me llevó a preguntarme sobre cuáles debían ser las cualidades que mejor definan hoy a un buen directivo.

En primer lugar parece evidente que las compañías necesitan cada vez más perfiles transformadores capaces de crear e inspirar cambios en la empresa, flexibles, dinámicos y con clara visión de futuro. No es tarea sencilla. Se trata de líderes que hayan entendido cómo la tecnología está transformando la sociedad y sean capaces de trasladar ésta a la realidad de negocio con el simple objetivo de lograr la eficiencia empresarial.

Su misión: liderar y gobernar la transformación digital, pero esta se consigue también ejerciendo un liderazgo diferente, donde la jerarquía se desdibuja a favor de una autoridad más democrática, gracias a una dirección más horizontal, integradora y sobre todo teniendo capacidad de escuchar y de unir.

La proactividad y la virtud de anticiparse a los retos y las necesidades futuras, también es importante en aquellos responsables capaces de crear organizaciones más dinámicas y en definitiva, donde sea más fácil alcanzar los objetivos de negocio.

Un estudio elaborado por la Escuela de Negocio IMD y la compañía Cisco destacaba que cuatro son las competencias necesarias en el líder digital: humildad, adaptabilidad, racionalidad y compromiso, pero a estas le añadiría no perder nunca la capacidad de descubrir, explorar y aprender, y el deber, sobre todo, de crear estructuras más ágiles que permitan lograr entornos de trabajo más eficientes donde se estreche la colaboración entre profesionales, dejando sitio al talento, la creatividad y la innovación, pero también a la compresión de las necesidades del cliente.

La resiliencia, clave en el líder digital

En general los líderes empresariales de hoy deben ser capaces de canalizar las distintas voluntades y generar redes de conocimiento para vencer las continuas resistencias al cambio que aún anidan hoy en las empresas. Y aquí nos topamos con un término que yo catalogaría de crucial en el día a día: la resiliencia. Es decir, la capacidad de afrontar los problemas y salir fortalecido de ellos.

En un entorno tan cambiante como el actual el rendimiento de las empresas puede verse realmente frenado si no se asumen los cambios y por tanto, contar con profesionales que tengan la virtud de adaptarse cobra especial hoy repercusión. Esta resiliencia viene definida por una mentalidad positiva y la búsqueda de soluciones para mantener intacta e incluso mejorar la productividad en un contexto de alta adversidad, donde la competencia es altísima y la disrupción es constante, proyectando al futuro respuestas nuevas para afrontar nuevos desafíos.

Es más, hay quien sostiene que un líder resiliente no sólo tiene la capacidad de soportar, sino la virtud de mejorar lo existente, teniendo la habilidad de despertar a la organización para que ésta no quede rezagada.

También es importante impulsar el talento para que éste fluya sin obstáculos, evitando las estructuras verticales, donde se agilicen los procesos de negocio y se afronten mejor los problemas. Pero además, como decía Henry Ford, “una empresa que solo hace dinero es una empresa pobre”. Por ello, la cercanía a las personas y la capacidad de comunicación y sobre todo ser capaces de contagiar ilusión y gozar, también, de una alta inteligencia emocional, aderezan satisfactoriamente esa resilencia tan necesaria, consistente en transformar las adversidades en oportunidades. Esta es una cualidad verdadaramente determinante en el éxito de las organizaciones, porque potencia la eficacia personal y organizativa en condiciones difíciles, además de motivar el compromiso.

TECNOLOGÍA SIMPLE PARA ESPACIOS
INTELIGENTES DE TRABAJO