La información organizada se convierte siempre en saber. Lo contrario es el caos y la pérdida de oportunidades. Hoy es fundamental que una empresa sea capaz de extraer valor a su conocimiento como parte imprescindible para mejorar la experiencia de cliente, pero también optimizar sus procesos, mejorar su rendimiento y crecer.
Sin embargo, si su empresa es incapaz de reunir, gestionar y analizar la información que maneja es más que probable que sus tomas de decisiones se compliquen cuando no le lleven a un estrepitoso fracaso. Para evitarlo hay que poner el foco en la gestión de la información y del conocimiento que se realiza en su entorno y si ésta le permite extraer conclusiones relevantes para la orientación estratégica de su negocio.
Los datos señalan que el business intelligence y la analítica apenas cuentan con un 20 por ciento de penetración en las organizaciones sencillamente porque muchas empresas aún no saben cómo gestionar su propia información, cuando ni tan siquiera la tienen bajo control, pese a que es el principal aspecto para asentar las bases de una buena inteligencia organizacional. Un concepto nacido ya en los 90 pero que tiene especial relevancia en la actualidad gracias, en parte, a la importancia que adquiere en nuestros días la gestión de los datos y en definitiva de la información (Big Data), al otorgar a las empresas la capacidad de mejorar los procesos, lo que las lleva ser más competitivas y rentables a la larga.
La clave de la inteligencia organizacional está en la capacidad que tengan las empresas para poner toda su información en valor para alcanzar los objetivos. Se trata, en definitiva, de crear las capacidades internas y el aprendizaje continuo necesario de intercambio dentro de las organizaciones. Su puesta en práctica comprende la habilidad de reunir, procesar, gestionar, interpretar y comunicar la información en cada una de las acciones que acometa y esto pasa necesariamente por tener accesible y bajo control la misma.
Recuerde que la digitalización está permitiendo a las empresas acceder a una gran cantidad de información tanto interna como externa, lo que bien usada se traduce en mayores posibilidades para el negocio. Si en la gestión de la información en su empresa se sigue utilizando herramientas que frenan la productividad y eficacia o sigue asentando esa información en el papel, es más que probable que la inteligencia de su organización se vea limitada.
Es fundamental asegurarse una buena estructura organizacional, pero también sistemas y herramientas en la gestión de la información que automaticen pero añadan, además, valor a la gestión de la información, facilitando hacer sus trabajo de forma más eficiente. Precisamente una buena inteligencia organizacional es la llave para facilitar la compresión pero también la gestión de datos, información y conocimiento, lo que llevará a una monetización de la información, optimizar los procesos y mejorar la experiencia de cliente.
Y ahora hágase las siguientes preguntas: ¿Cómo gestiono mis procesos? ¿Conozco a mi cliente? ¿Tengo control absoluto de la información que maneja mi empresa? ¿Sé cuáles son los cuellos de botella en mi organización?