Cinco métricas que ya no funcionan en el trabajo

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El llamado Smart working se asienta pero se ha vuelto incluso más flexible, sin mermar en productividad y eficiencia. En definitiva, se ha consolidado el entorno híbrido y el empleado valora el uso de la tecnología como medio para desarrollar su cometido con mayor agilidad, pero también como vía para conciliar. De lo que se trata ahora es de dar a la plantilla todas las herramientas necesarias para alcanzar un nivel máximo de rendimiento en cualquier lugar.

Para conseguirlo conviene tener claro cinco cuestiones que ya no funcionan en el nuevo entorno de trabajo y que son aspectos nada seductores para la nueva generación de empleados:

  1. Presencialismo. Atrás se ha quedado la obligatoriedad de ir a la oficina en un horario rígido. Las nuevas generaciones de trabajadores exigen flexibilidad y las empresas llamadas 5.0 son conscientes de esa nueva realidad. El rendimiento no se mide en función de la presencia física y se valora más lo que se hace y no tanto dónde se hace, el enfoque se basa en resultados y no tanto en tiempo. Precisamente la tecnología ha demostrado que los equipos pueden trabajar perfectamente conectados desde cualquier lugar. Lo importante es garantizar esa conexión y dotar a los trabajadores de soluciones que mejoren su desempeño, independientemente del lugar o del dispositivo facilitando el acceso a todos sus recursos. El entorno de trabajo ya no está anclado a un lugar físico.
  2. Gestión documental ineficiente. Tener la información repartida en carpetas y archivadores es seguir en el Pleistoceno. La forma trabajar ha cambiado y la digitalización es el paso natural e ineludible para lograr un entorno de trabajo más eficiente. Las compañías que sigan de espaldas a esta realidad pierden competitividad. Esto apunta a documentos digitalizados y al uso de herramientas de gestión de contenido empresarial capaz de conectar a usuarios en un entorno seguro gestionando toda la información de negocio con la máxima eficiencia permitiendo gestionar procesos de forma más ordenada y con mayor simplicidad. Estar anclados al papel es un indicador que resta productividad.
  3. Trabajo manual. Seguir picando los datos de las facturas es un claro retroceso en el camino de una adecuada transformación. La automatización ha llegado para quedarse porque facilita y mejora todas aquellas tareas manuales y rutinarias a los empleados pudiendo estos dedicarse a otras de mayor valor añadido. Lo que antes se realizaba en 2 horas, ahora gracias a la tecnología es cuestión de minutos. Los llamados robots colaborativos son parte importante en la mejora del desempeño de las empresas ya que suponen un importante ahorro de tiempo y mejoran la precisión evitando errores.
  1. Intuición. Tomar una decisión en base a corazonadas o presentimientos a estas alturas se puede pagar caro. Los datos son el centro de cualquier acción en la empresa y sin ellos es como conducir a ciegas. Las compañías deben ser Data driven, teniendo los datos en el epicentro de las toma de decisiones. Ello requiere soluciones que faciliten el acceso a la información de negocio que sean capaces de extraer valor a la información monitorizando KPIs estratégicos para poder mejorar el rendimiento empresarial. La analítica de datos es clave para corregir errores, detectar fallos, incidencias, conocer mejor al cliente y explorar nuevos mercados y productos. En un contexto tan digitalizado como el actual, estar correctamente informado antes de determinar cualquier decisión es un factor de diferenciación entre las organizaciones.
  2. La seguridad de la información es cosa de otros. La ciberseguridad se ha convertido en un activo indispensable hoy en cualquier compañía. La creciente digitalización ha traído consigo actividades delictivas que afectan ya a todas las empresas, independientemente de su tamaño. Centrar la protección en el exterior y no contemplar mecanismos y soluciones de seguridad que protejan de forma efectiva la información de negocio trae consecuencias tan negativas como la pérdida de información (secretos comerciales, datos, información de clientes..), interrupción del negocio, equipos dañados, pero sobre todo impactan seriamente en la reputación de las empresas que se traduce en pérdida de confianza.

En definitiva movilidad, trabajo a distancia, tecnología, confianza, libertad y flexibilidad de horarios es lo que describe hoy el nuevo espacio de trabajo.

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